Cuando vamos a visitar con un grupo una zona solitaria, íntima y hermosa, previamente, para conocer las trochas y los senderos que recorren el paisaje, tenemos que recurrir a caminar una y otra vez por el territorio, preguntándonos a cada paso ¿a dónde me lleva este camino? o ¿tendrá continuidad?
Cuando la preparación de la actividad te emociona y sorprende una y otra vez y disfrutas resolviendo tramos por los que no se ve a nadie, nunca. Y no hay señales de senderismo, ni track y ni siquiera están reflejados en los mapas los caminitos que vas encontrando.
Y cuando por fin compartes el resultado del trabajo y ves que la gente que ha confiado en ti se emociona, que aprecia la soledad, la intimidad y la belleza de la jornada de bosque, de luz y de río.
Cuando es así, la sensación de plenitud compensa todos los esfuerzos.
La última actividad en la compleja y hermosa zona de los ríos Frai Bermui y rego da Cortella ha reunido todos estos ingredientes. Además, la luz y el color del momento que vive el bosque se alinearon para embellecer la jornada. Y el grupo, como siempre con pocas personas, supo apreciar y vivir la grandeza de la experiencia.
No todas las rutas son iguales. Ni mucho menos.
A la próxima ¿Te animas?