Gran ruta, intensa y muy hermosa.
El buen día y el gran grupo que se formó nos animó a bajar por O Aguillón y el río Teixeiro. Por aquí solo quedan restos de senderos, que salvan fuertes desniveles por un terreno que exige atención plena, por lo que apenas va gente. Soledad y belleza en este tramo.
La pista nos llevó al mirador y luego regresamos por la variante que atraviesa el monte a media ladera, un sendero solitario y hermoso.
En fin, un gran día.
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