Las malas previsiones meteorológicas nos llevaron a aplazar la actividad al Penarubia. Pero un pequeño grupo me propuso ir a pesar de todo. Quien sabe...Tal vez pudieramos hacer alguna ruta por el bosque, en vez de subir a las cumbres. O subir. O pasar el día en el mesón Novo. Y con esa idea partimos, con apertura a lo que fuese a suceder, sin esperar a que todos los astros se alineasen para hacernos más fácil disfrutar. El resultado fueron dos grandes jornadas en la que nos nevó, sufrimos ventiscas, hizo frío...Y lució el sol, y había nieve hasta las rodillas, y el paisaje estaba espectacular y comimos refugiados entre los acebos y nos reímos un montón. Tal vez merezca la pena arriesgar a veces un poquito más. Eso sí, para arriesgar hay que estar un poco preparados: todo el grupo llevó botas de montaña aptas para andar sobre la nieve, polainas, chubasqueros, guantes, bastones... Por mi parte, a destacar la enseñanza que me dejó compartir la escalada de la ro...
Rutas y prácticas mindfulness en la naturaleza, inspiradas en la ecología profunda.