Las malas previsiones meteorológicas nos llevaron a aplazar la actividad al Penarubia. Pero un pequeño grupo me propuso ir a pesar de todo. Quien sabe...Tal vez pudieramos hacer alguna ruta por el bosque, en vez de subir a las cumbres. O subir. O pasar el día en el mesón Novo.
Y con esa idea partimos, con apertura a lo que fuese a suceder, sin esperar a que todos los astros se alineasen para hacernos más fácil disfrutar.
El resultado fueron dos grandes jornadas en la que nos nevó, sufrimos ventiscas, hizo frío...Y lució el sol, y había nieve hasta las rodillas, y el paisaje estaba espectacular y comimos refugiados entre los acebos y nos reímos un montón.
Tal vez merezca la pena arriesgar a veces un poquito más. Eso sí, para arriesgar hay que estar un poco preparados: todo el grupo llevó botas de montaña aptas para andar sobre la nieve, polainas, chubasqueros, guantes, bastones...
Por mi parte, a destacar la enseñanza que me dejó compartir la escalada de la roca de arriba con Paula. Los primeros pasos los resolvió ella por su cuenta y riesgo, ofreciéndome una mano luego para ayudarme a subir. Una ayuda genuina, gratis, sin intercambio previo...que un cierto orgullo me llevó a no aceptar. Y ahí comprendí que más allá de la solidaridad y el apoyo mutuo, tan importante en los tiempos que vivimos, está la gratuidad de dar y ayudar sin intercambio, por el puro placer de ayudar. Y que hay que aprender a recibir sin dar, sin necesidad de intercambio, solo por el puro placer de ser ayudado. Es una lección importante que no voy a olvidar.
Sin que sirva de precedente, dejo enlace al albún de FB en el que colgué algunas fotos más.
https://www.facebook.com/profile.php?id=100012152498726&sk=photos&collection_token=100012152498726%3A2305272732%3A69&set=a.314088499006231.1073741831.100012152498726&type=3
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