Acabamos de terminar el curso “mindfulness para un mundo en transición”, realizado en la sala de yoga “Flor de Tila”, entre enero y marzo de 2019.
Lo primero que quiero resaltar, es mi más profundo agradecimiento a las personas que han realizado el curso. Me han permitido con su presencia desarrollar una propuesta que llevaba tiempo incubando y que ya necesitaba nacer, para, por fin, ayudarme a encontrar mi camino en el mundo del mindfulness. Gracias de corazón.
Y gracias también porque la interacción con cada persona, en cada sesión, ha sacado de mi lo mejor. Gracias de corazón por ello.
Y ahora unos recordatorios para todas las personas que hicieron el curso, que pueden servir también para cualquiera que lea este artículo.
Recordad los texto con los que trabajamos en varias sesiones:
“En el camino eterno de las transformaciones, hay encrucijadas. Unas son colectivas, otras personales y ante ellas, en esos momentos, todas nos hacemos aprendices. Cada quien con sus dudas, sus temores, sus inquietudes, buscamos y compartimos la búsqueda de algo que nos conduzca por el camino de la plenitud y de la Vida. En ese camino, todas debemos beber de la propia fuente, investigar en nuestra naturaleza esencial, consultar con nuestro corazón…
Esas respuestas que buscamos no están en ningún lugar privilegiado de la Tierra, ni en los libros ancestrales. Tampoco en las obras de maestros ni de gurús con nuevas o antiguas técnicas de espiritualidad…Debemos aprender de todas las propuestas, pero es necesario escarbar más profundo, ir más lejos y evitar las soluciones idénticas basadas en una única razón.
Las respuestas que necesitamos están siendo formuladas por todas las personas que desarrollan prácticas significativas en diversos lugares del mundo: prácticas ecológicas, sociales, meditación…No hay un movimiento transformador único. Los cambios surgen de muchas personas y de sus quehaceres: de ti, de mi, de gentes que nos orientamos por una nueva percepción de la realidad y por una nueva experiencia del Ser. Gentes que nos orienta el amor”
(Textos inspirados en árticulos de Leonardo Boff)
Recordad…en vuestras entrañas están las respuestas. Hace falta silencio, paz y libertad (liberarse de la dictadura de las ideas fijas) para que emerjan y luego, confianza en su validez. Recordad vuestro valía, la sabiduría que hay en vuestro interior. Recordad y acudir a ella con frecuencia.
Recordad cual es el camino hacia esa sabiduría: silencio y quietud para escuchar la voz de nuestro interior, silenciada por el ruido constante que rodea nuestras vidas. Y silenciada por el despliegue deslumbrante de voces iluminadas (por luz artificial) que nos dicen qué camino debemos seguir en cada encrucijada. Sed libres frente al ruido. Sed auténticas.
Recordad que meditar, escribir o hacer ejercicios conscientes no son el objetivo, si no el medio para un vida más plena y más consciente. Y que esa plenitud requiere inexorablemente de una mirada amorosa hacia nosotros mismos y hacia el mundo del que formamos parte.
Recordad que el objetivo de todas nuestras prácticas es la plenitud y que esta solo se vislumbra iluminada por el amor y la conciencia de interconexión con la trama de la vida, lo que incluye cuñados, vecinas, jefas, compañeros, parejas…Si estamos más conscientes en nuestras comunicaciones, si gestionamos mejor nuestras emociones, si orientamos nuestro potencial hacia una vida más amable y con menos miedo, recordad, avanzaremos hacia la plenitud.
Cuando surjan los conflictos más dolorosos, los trances más dramáticos, recordad que nada permanece. Todo pasa. Y recordad que ese dolor forma parte del dolor del mundo, que es compartido con millones de personas que sufren lo mismo o más. No os consoléis con esa idea, pero relativizar nuestro sufrimiento nos ayudará a gestionarlo.
Cuando estéis disfrutando de lo que sea, en plenitud, recordad que nada permanece. Todo pasa. Disfrutad del momento y cuando pase, dejadlo ir, sin intentar retener nada, sin apegos.
Cuando la incertidumbre se presente en vuestras vidas, recordad que estáis aquí y ahora. Que cada vida se construye desde el momento presente y la interconexión con la otredad. Y que todos los tiempos, el pasado y el futuro, se gestionan desde el presente, el único que en realidad existe. Recordadlo y haceros presentes con vuestros valores en cada situación.
Por fin, recordad buscar cada día el silencio, el paseo tranquilo, la conexión con la naturaleza y la conexión con vuestro cuerpo, por cualquiera de los circuitos que realizan esa conexión.
Y sobre todo, recordad ser compasivas, con vosotros mismos y con todas las personas con las que compartís la vida. La compasión no se entrena, se desentierra de todo el montón de escombros que la cultura dominante vierte sobre ella.