Desde que empecé con este blog y
con esta línea de trabajo, en el otoño de 2015, han pasado 15 rutas de
mindfulness y 16 rutas de senderismo consciente o montañismo consciente, sin
contar un viaje a Sierra Nevada, en el verano de 2016.
Tiempo de aprendizaje y de
reflexión. Los artículos publicados en las páginas de éste blog sintetizan y
tratan de ordenar ese aprendizaje y las reflexiones de las que dicho
aprendizaje emerge.
Para que tenga sentido lo que
hago, necesito incardinarlo en los procesos de transformación que vive el mundo
que habito. Necesito que haya un proyecto, que aunque se manifieste difuso a
nivel ideológico, sea muy sólido y esté muy arraigado en los procesos de
transición a una sociedad postcapitalista. Si no siento que trabajo en el contexto de transformación hacia modos de ser más ecológicos y solidarios, no trabajo a gusto. Y siento
que ha llegado el momento de reflexionar y compartir mis reflexiones sobre las
actividades que organizo, desde esa perspectiva. Y proponerme y proponer
algunos cambios.
Mindfulness y transformación.
Mucho escribí en los albores de éste blog sobre este tema. Como aprendiz de
mindfulness, descubrí la importancia de arraigarse al momento presente, de Ser,
a secas, sin añadidos, para descubrir un camino de plenitud basado en la
simplicidad. La simplicidad en la sociedad capitalista es revolucionaria. La
felicidad que emana de la simplicidad y del contacto con el Ser, es un disolvente
de un sistema basado en el consumo desaforado y el crecimiento perpetuo. Por
eso me comprometí en la búsqueda de una práctica liberadora, transformadora, que ampliara
nuestra conexión con la Vida, a través de la práctica del mindfulness en los
espacios naturales. Esa práctica, para ser consecuente, debía organizarse
minimizando nuestro impacto ambiental (desplazamientos compartiendo coche) y
compartiendo los gastos derivados de la preparación y gestión de la actividad, mediante una aportación económica, que a veces fue voluntaria o a veces fijada
por mí, que siempre incluía gratuidades para personas en situación económica
más vulnerable.
Durante las quince rutas mindfulness realizadas en año y medio, he probado diferentes sistemas de trabajo. Algunas rutas han incluido espacios de meditación, de caminar en silencio…Otras
se han basado en el diseño de la ruta, en la conexión fuerte que emerge de la
interacción con paisajes poderosos, o bien por su belleza o por la exigencia de
estar presentes para poder avanzar con seguridad.
Durante este tiempo también he visto prosperar una
idea del mindfulness medicinal, en la que la meditación y la atención plena
están al servicio de la permanencia de un modo de vida basado en el tener y en el hacer (viajes,
cursos, retiros…). Mediante las técnicas mindfulness se intenta hacer más
llevaderas las contradicciones de la vida, para poder seguir en instalados en ellas.
Profundizar en el Ser nos lleva a
conectar con la Vida que nos envuelve. A descubrir caminos hacia la plenitud
basados en la simplicidad. Es en esos caminos donde quiero estar.
Cuando nuestra práctica nos
conecta a la trama de la vida, emergen compartimientos solidarios basados en la
alegría. Compartir es placentero. Dar y darse nos llena. Cuando nuestra práctica
se arraiga exclusivamente en la cultura humana, cobran importancia los aspectos formales,
tales como la postura, las referencias espirituales o las sensaciones
individuales.
Mis rutas insistirán en la
alegría de estar en la naturaleza, en compartir con las demás personas esa
alegría. En vivir el momento con todo lo que tenga: sonidos, luces…Conversaciones…Risas
Caminar en paz, atender al camino
y compartir el momento serán las prácticas que cultivaré en cada ruta.
¡¡Espero que sigamos viéndonos!!
Compartiendo un baño en el Eume
La alegría de la cima, en el pico Miravalles
Y el refrigerio final...