Salvo en el mundo de la escalada, donde la clasificación de la dificultad de una vía se establece por un sistema conocido y reconocido por la comunidad escaladora, en el que se dan subjetividades compartidas e integradas la conciencia colectiva, en el resto de actividades de naturaleza las clasificaciones de las dificultades no son tan claras y no se ha conseguido consolidar un sistema informativo que supere las subjetividades de las personas, de quienes clasifican...y de quienes reciben la información.
El sistema MIDE es el intento estandarizado más serio y riguroso que tenemos para medir la dificultad de una ruta, pero su complejidad de uso y la utilización de parámetros que aún tienen una fuerte carga subjetiva en nuestras conciencias, están dificultando su generalización. En todo caso, su máximo desarrollo se da en el mundo del montañismo, estando mucho menos generalizado en el senderismo clásico. El la página web "MONTAÑAS SEGURAS" se explica muy bien el funcionamiento del sistema, y se deja ver que en el mismo perviven elementos subjetivos que hacen necesaria experiencia y conocimiento del mundo de la montaña para evitar problemas.
Su uso es libre y gratuito para el informador y sólo complementa, de una forma unificada, las descripciones, valoraciones y recomendaciones que cada autor considere oportunas (subjetividad de la persona que clasifica)
El uso es libre y gratuito también para el informado, que debe saber que la naturaleza es más compleja que lo que un sistema de información puede valorar (reconociemiento de los límites del sistema)
En nuestro caso, no vamos a utilizar ni ese sistema estandarizado ni ninguno otro. Nuestras propuestas tienen características propias que hacen muy difícil que las podamos clasificar con estos métodos. Sin embargo, sí podemos definir una escala de grados de dificultad útil para la gente que nos acompaña en nuestras actividades.
- Nos basamos en la idea de la "dificultad pedagógica". La ruta debe contener retos que nos ayuden a superar los límites que nos hemos impuesto como insuperables. Es la base del crecimiento y el aprendizaje en cada actividad.
- Dificultad frente a peligro. Cuidamos de las personas que participan en nuestras actividades. Por eso minimizamos los peligros. Pero peligro no es lo mismo que dificultad. Hay actividades difíciles en las que el peligro se puede minimizar y actividades sin dificultad, en la que el peligro es mucho. Estas últimas suelen tener muchos accidentes y no pocas veces mortales. Desde aquí optamos por una combinación de reducción de peligros, aunque cierto nivel de dificultad esté presente en la ruta.
Aclarado estos principios, hay que señalar que dificultades y riesgos no se suelen presentar en estado puro para que elijamos uno u otro paquete. Acertar con los ingredientes que hacen que una ruta sea divertida, segura y sirva a nuestro aprendizaje es mucho más un arte que una ciencia.
NUESTRA CLASIFICACIÓN.
Rutas fáciles. Aquellas que van por caminos o sendas bien definidos, sin obstáculos significativos y que no exigen un gran esfuerzo físico. Ejemplos: de Chelo a la mini central del Zarzo y vuelta. Por lo general, las propondremos como rutas contemplativas y para prácticas de mindfulness.